sábado, 13 de septiembre de 2014

VISIÓN MACO


Imagen pública en las organizaciones

Sostiene Bruno Bettelheim (1973), que la imagen que otros tienen de ti, forma la imagen que tienes de ti mismo. Este hecho sociológico es aprovechado por la comunicación organizacional para establecer estrategias que produzcan una imagen pública positiva de personas, empresas e instituciones.
La imagen pública es la percepción construida por los públicos que están en condición receptiva de la emisión de información de las organizaciones y sus miembros. Los sujetos y las organizaciones realizan actos comunicativos, voluntarios e involuntarios, que producen estímulos que son percibidos y significados por los públicos en una determinada situación comunicativa. Es por ello que se pueden identificar dos tipos de imagen pública: la personal y la institucional.
La imagen pública personal es la que se construye por la interacción comunicativa con una persona. De ella se perciben mensajes tanto verbales como no verbales. Los mensajes verbales u orales permiten identificar los saberes y creencias de una persona, así como sus capacidades como ente comunicativo. Los mensajes no verbales están constituidos por la apariencia física, las expresiones corporales (gesto, postura, movimientos), la vestimenta y los accesorios que el individuo utilice recurrentemente en sus interacciones.
La imagen pública personal guarda referencia con las características reales-objetivas del sujeto que la produce. De ahí que se puedan modificar o reorientar las percepciones que las personas se construyan de una figura pública. El comunicador organizacional será el estratega capaz de formular las estrategias que permitan mejorar los estímulos que emita un sujeto, logrando con ello posicionar en la mente de los públicos una imagen positiva de dicha persona.
Para el caso de las organizaciones, la imagen pública adquiere una carácter más complejo en el sentido de que la percepción no solo se construye por las personas que conforman la institución, sino que también la infraestructura, la cultura y el ambiente organizacional serán fuente de estímulos para los público que interactúan con la organización en el consumo de productos o servicios.
En la teoría de la imagen pública se expresa que existen seis dimensiones desde las cuales se puede construir una imagen de una institución:
a)        La imagen física se conforma por la totalidad de individuos (en su apariencia) que integran la organización, el vestuario homologado y el protocolo de lenguaje corporal que se manifiesta al dar el servicio.
b)        La imagen visual está constituida por la identidad gráfica (colores, figuras y trazos originales), la simbología empleada y la señalética que la organización diseño para distinguirse.
c)        La imagen verbal se identifica en la fraseología, en el seguimiento de un protocolo de relaciones públicas y la expresión de un conocimiento de la gestión (oral y escrita).
d)        La imagen audiovisual es el conjunto de mensajes transmitidos de manera masiva a través de los medios, es decir, la publicidad y el merchandising.
e)        La imagen ambiental es aquella que se percibe al interactuar con la infraestructura de la organización. Queda conformada por la iluminación, la temperatura, la música y el sonido ambiente, los aromas, la ergonomía de los espacios y el mobiliario.
f)          La imagen profesional está identifica en el servicio que prestan los miembros de la organización al seguir un protocolo de operaciones, así como la actitud y la aptitud percibida de los empleados (Gordoa, 2006).
Se puede ver que la complejidad de la imagen pública institucional hace más interesante el campo de acción del comunicador organizacional. El entramado de estas seis dimensiones motiva a la investigación para hallar nuevas estrategias para transformar la imagen pública de las organizaciones.
El beneficio, no es únicamente una empresa competitiva, original y auténtica; otro resultado significativo es la consolidación de una identidad en los miembros de la organización y su públicos externos que otorga un sentido de pertenencia y unidad.


Bibliografía:
Bettelheim, B. (1973) El corazón bien informado. México: FCE.
Costa, J. (1999) La comunicación en acción. Barcelona: Paidós.
Gordoa, V. (2006) El poder de la imagen pública. México: Grijalbo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario