EQUIDAD
DE GÉNERO EN LA ORGANIZACIÓN
Paloma
Rodríguez Lara
Históricamente, la discriminación hacia las
mujeres ha sido uno de los mayores obstáculos para el ejercicio de los derechos
fundamentales.
Es muy común y hasta aceptado el que no
existan las mismas oportunidades en las organizaciones para los hombres y para
las mujeres.
Dialogando con una trabajadora, ésta comentó
que precisamente el mes pasado unos de los empleados se jubiló, y que
necesitaban un remplazo urgente, alguien con la misma experiencia. Expresó que había trabajado con el ingeniero
que se jubiló, desde muchos años atrás, que conocía muy bien la operación, que
tenía las habilidades necesarias como para reemplazarlo, estaba segura que
podría dar continuidad a su trabajo.
Pero llegó uno de nuevo ingreso recomendado de la Dirección General, y a
él le dieron el puesto. Cuando lo nombraron el nuevo trabajador sólo comentó -
que no conocía el área pero que estaba seguro que apoyándose en ella sacaría
adelante el trabajo - El jefe dijo – Así
es, la ingeniera conoce a la perfección toda la operación y si hubiera sido
hombre reemplazaría al ingeniero jubilado, ese puesto es muy importante y
necesitaban a un hombre para dirigirlo.
Desgraciadamente esa es tan solo una de las
situaciones en las que se demuestra claramente la desigualdad de oportunidades.
Todos los seres humanos tenemos los mismos
derechos y oportunidades, y como mujer se tiene el derecho y la capacidad para
conservar un trabajo.
Las mujeres son tan capaces como los hombres.
Hay una frase “Techo de cristal”, se refiere a una barrera invisible,
una regla no escrita que dicta la altura hasta la que pueden acceder las
mujeres en la escalera organizacional. Dicho concepto apareció por primera vez
en el Wall Street Journal, en el año de 1986, describe en un aspecto objetivo,
una realidad discriminatoria hacia las mujeres, existente en la mayoría de las
organizaciones laborales y, en una realidad subjetiva, impone retroceso en los
proyectos laborales de las mujeres.
Se piensa que las mujeres están en desventaja
física con respecto a los hombres y que en ocasiones transitan por episodios en
los que las diferencias biológicas condicionan el comportamiento.
Es tan desigual la equidad de género que aún
en nuestros días, en grandes organizaciones se le da mucho más trabajo a una
mujer que a un hombre, a pesar de tener el mismo nivel y sueldo. En México
todavía existe el rezago laboral para las mujeres y pocas son las que logran
ascender a puestos de dirección importantes en nuestro país
Este tema afecta la integridad y se ponen en
duda las capacidades y habilidades de las mujeres en el ámbito laboral. Sin embargo, podemos trabajar juntos mujeres
y hombres respetando las diferentes opiniones, aptitudes y experiencias para
mejorar en el trabajo.
Si las personas discriminan hoy, es porque
aprendieron cómo discriminar cuando era niñ@s.
Si queremos reducir los niveles de discriminación para las futuras
generaciones, necesitamos crear las condiciones culturales apropiadas para
fomentar una convivencia equitativa en donde participen todas y todos. El techo de cristal es una realidad presente
con mucho pasado y poco futuro, si contrarrestamos la violencia de género
previniéndola, promoviendo relaciones de respeto y de igualdad desde la niñez.
La igualdad es la situación social que
implica el hecho de que todas las personas tienen las mismas oportunidades y
derechos; existe además los beneficios de contar con una Ley General de
Igualdad entre Mujeres y Hombres; con esta ley, las mujeres cuentan con un
aliado en contra de la discriminación de género.